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jueves, 16 de julio de 2015

COHERENCIA EN LA GESTIÓN


Vivimos tiempos en los que el liderazgo social, político, organizativo  y empresarial se somete a consideración pública - de manera continua y casi inmediata - merced a la rapidez con que Internet y las redes sociales dan traslado de noticias y opiniones sobre las declaraciones y actuaciones de los líderes.

La toma de decisiones de un líder que gestiona organizaciones debe estar basada en la adecuada combinación, entre otros muchos aspectos,  de:
  • Información veraz y contrastada
  • Análisis de las competencias y recursos de la organización
  • Evaluación de riesgos y alternativas
  • Audacia
Además, desde mi punto de vista, hay una característica adicional que marca la diferencia entre las organizaciones gestionadas con vocación de éxito recurrente y sostenible, y aquellas cuyas decisiones atienden al corto plazo exclusivamente: la coherencia.

COHERENCIA EN LA GESTIÓN

El entorno es cada vez más cambiante y la toma de decisiones se acelera cada vez más, pero la gestión - que debe ser, por supuesto, innovadora y dinámica - debe estar basada en unos principios sólidos que, a modo de cimientos, den soporte y establezcan el adecuado marco de toma de decisiones a todos los niveles.

Y ¿qué es la coherencia en la gestión? Basta recurrir al Diccionario de la RAE para encontrar la adecuada expresión del concepto en las dos primeras acepciones:

coherencia.
(Del lat. cohaerentĭa).
1. f. Conexión, relación o unión de unas cosas con otras.
2. f. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Lo hago por coherencia con mis principios


Gestionar con coherencia se traduce en sostener o impulsar posiciones que sean consecuentes con principios y posiciones anteriores; o, dicho de otro modo, la gestión se vuelve incoherente cuando se adoptan medidas o se impulsan políticas que entran en colisión con principios o posiciones anteriores.


LOS HECHOS HABLAN MÁS ALTO QUE LAS DECLARACIONES

Las personas que componen los grupos de interés de las organizaciones  creen más en lo que ven, y pueden acreditar con sus propios medios, que en las meras declaraciones o manifestaciones públicas.

Por otro lado, desde pequeños vamos generando una especial habilidad para detectar incoherencias entre lo que las personas nos dicen que hacen y lo que realmente hacen.

Esto hace que un líder incoherente (porque se comporta y hace comportarse a su equipo de manera contradictoria con los principios o valores declarados) tenga grandes probabilidades de llevar a su organización al fracaso, ya que clientes, empleados, accionistas y la sociedad perderán la credibilidad en él y, por tanto, en la organización a la que represente.


COHERENCIA ORGANIZATIVA

Para evaluar la coherencia, basta comenzar por comparar qué dicen las declaraciones formales de la organización (Misión, Visión y Valores) y cuál es el comportamiento real de sus empleados, directivos y accionistas, así como la manera de definir y desplegar su estrategia.

Necesitamos líderes capaces de impulsar la coherencia, como elemento básico de credibilidad y muestra de respeto hacia todos los grupos de interés.


En definitiva, se trata de pasar de la vieja expresión "haz lo que yo digo y no lo que yo hago" al "confía en mí, porque lo que hago es absolutamente coherente con lo que digo"

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