No hay discurso político, empresarial o educativo en el que no se loen las virtudes del emprendedor y los enormes beneficios que los emprendedores producen en la sociedad, como motor de generación de actividad económica y empleo.
Estando de acuerdo con el fomento social del espíritu de emprendimiento, creo, sin embargo, que es preciso tener en cuenta consideraciones adicionales ya que, de lo contrario, podemos provocar resultados insuficientes e insatisfactorios, haciendo, incluso, que muchas personas valiosas y con talento lleguen a sentirse inferiores por carecer de "espíritu emprendedor".
EN EL EQUILIBRIO RESIDE LA VIRTUD
Un tejido social y económico pujante requiere un equilibrio adecuado entre todos los elementos que lo conforman, de la misma manera que en un equipo de fútbol cada miembro tiene su papel y solamente se consiguen buenos resultados cuando cada uno de ellos sabe lo que se espera de él dentro de la estrategia decidida y de acuerdo con la evolución cambiante de las condiciones de la competición.
Si analizamos las posiciones extremas, ni sería posible una sociedad en la que todo el mundo desease ser funcionario, ni lo sería una sociedad en la que todo el mundo desease ser emprendedor y empresario. En el primer caso no habría actividad económica sostenible y, en el segundo, llegaríamos a una sociedad compuesta por millones de microempresas individuales.
Por tanto, desde mi punto de vista, hay que impulsar el desarrollo equilibrado de vocaciones, capacidades y talentos de los individuos, tratando de que todos puedan explotar lo mejor de sí mismos trabajando y generando valor para la sociedad dentro de la organización o empresa a la que deseen pertenecer.
En definitiva, se trata de que cada persona pueda llevar a cabo su misión profesional y vital de la manera más acorde con sus objetivos y estrategia.
En definitiva, se trata de que cada persona pueda llevar a cabo su misión profesional y vital de la manera más acorde con sus objetivos y estrategia.
Forzar a las personas a hacer algo que no desean, no saben o no pueden hacer es la peor de las recetas para el progreso de una sociedad u organización.
EMPRENDER NO ES LO MISMO QUE LANZARSE AL VACÍO
En la base del concepto emprender se halla, de acuerdo con la propia definición de la Real Academia, el comenzar algo que encierra dificultad o peligro:
emprender.
Pero, precisamente por esas características, la acción de emprender requiere conocimientos de gestión, evaluación de riesgos, viabilidad, capital y decisión firme, entre otros elementos.
Desgraciadamente, en muchos casos, esa presión social a favor del emprendimiento - además de la crisis y elevadas cifras de paro, que lleva a muchas personas a buscar una salida a su situación de desempleo convirtiéndose en empresarios - está generando negocios que no sobreviven, en algunos casos, ni al primer año de vida, por falta de viabilidad, confundiendo el empezar algo que encierra dificultad y peligro, con lanzarse al vacío y ver qué pasa (como dicen los ingleses "so far, so good...")
Y, debido asimismo a esta definición, no todo puede considerarse emprendimiento: ni es emprender el comenzar un negocio que va a fracasar claramente por falta de viabilidad, ni es emprender comenzar un negocio que no entraña dificultad o peligro, ¿verdad?
ALGUNAS PREGUNTAS A RESPONDER
A este respecto, hay varias preguntas que me he venido planteando a lo largo de los últimos años - y para las que yo tengo mis propias respuestas, evidentemente - y que son controvertidas en algún caso. Hoy quiero compartir con los lectores las siguientes:
- ¿Crear una spin-off es emprender?
- ¿Crear una empresa para hacer lo mismo que ya hacen otras muchas es emprender?
- ¿Crear una empresa para hacer lo mismo que hacía la empresa en la que trabajabas como empleado es emprender?
- ¿Emprender implica necesariamente crear un producto o servicio nuevo?
- ¿Todo empresario es emprendedor?
- ¿Por qué no se fomenta más el papel del intraemprendedor?
Me gustaría conocer vuestras opiniones al respecto.